La Técnica Alexander y las posibilidades de elección.
Dentro de las innumerables formas que hay de explicar lo que es la Técnica Alexander, suele decirse que es una Técnica que nos permite hacernos responsables de nuestras decisiones. ¿Qué es lo que esto significa? ¿Quiere decir acaso que sin la Técnica somos incapaces de tomar una decisión? ¿Vivimos la vida en automático sin tomar consciencia de lo que hacemos, decimos y decidimos?
Por supuesto que como seres humanos con capacidad de discernimiento y libre albedrío tenemos un enorme abanico de opciones al momento de decidir sobre un asunto determinado, y más aún, tenemos poder hasta al último exacto instante en que reaccionamos de determinada manera.
En nuestra vida cotidiana estamos siendo permanentemente bombardeados por estímulos. En un mundo en el que actualmente todo marcha a gran velocidad, es muy común que tengamos infinidad de estímulos visuales, como las pantallas que se abren ante nuestros ojos cada vez que estamos en la computadora, información que no deja de multiplicarse generándonos la idea de que ser “multitasking”[1] es una maravillosa ventaja para el logro de los objetivos y retos diarios.
Recibimos una enorme cantidad de estímulos auditivos, el teléfono, la música que suena en algún lugar o que reproducimos, el ruido proveniente de la calle, el claxon de los autos en las grandes ciudades, el grito de los niños del vecino, el timbre que no deja de sonar, el tic tac del reloj despertador e incluso las frases que nos dice alguien con quien estamos entablando un diálogo, esas también son estímulos externos. Si hablamos de los estímulos internos la lista es también infinita: deseo de comer algo dulce, necesidad de comernos las uñas, morder la mandíbula cuando estamos “concentrados”, intención de comenzar ya un programa de ejercicios abdominales para “marcar nuestro six pack”, propósito de llegar a una nota aguda que al cantar nos genera un desafío, y hasta ver un sillón cómodo nos puede generar rápidamente el estímulo de querer sentarnos. Todos estos ejemplos son sólo una pequeña fracción de la inmensa cantidad de diversos estímulos a los que estamos expuestos y a los que siempre, consciente o inconscientemente, respondemos. Es decir, ante un estímulo, siempre hay una respuesta.
F. M. Alexander acuñó el término de “Inhibición”, a la posibilidad de un espacio intermedio entre un estímulo y una respuesta, y el sentido de esta palabra se fundamenta en la definición original del latín inhibitio, que se empleaba preferentemente para designar la acción de los remeros de remar en sentido contrario al avance para frenar o contener el movimiento de una nave.
Actualmente la palabra inhibición designa la acción de reprimir o contener el ejercicio de una facultad o tendencia. Para Alexander inhibir es el acto psicofísico consciente de decir que no a un determinado estímulo, es la oportunidad de vislumbrar una nueva reacción diferente a la habitual, a la automática. Este principio pilar de su Técnica es fundamental para que podamos llevar a nivel consciente todas aquellas respuestas instantáneas que efectuamos día a día. Si entendemos que ante un determinado estímulo tenemos la posibilidad de “inhibir”, No-Hacer, parar, entonces a partir de este espacio podremos realmente decidir de manera diferente.
En una clase de Técnica Alexander, el profesor nos ayudará a sacar a la luz aquellos comportamientos y respuestas habituales automáticas e inconscientes que efectuamos en el cotidiano, en el movimiento que nos implican las actividades del día a día. Estas respuestas sumadas y unidas van conformando los distintos patrones o pautas de acción con que enfrentamos la vida. Es decir, aquellos patrones que de alguna manera impliquen algún grado de tensión, agarre o fijación muscular seguramente se traducirán en un uso desventajoso de nuestra totalidad psicofísica.
La Técnica Alexander de esta manera representa un medio para el pleno desarrollo consciente del movimiento, ya sea para sentarnos, pasar horas frente a la computadora, y hasta para actividades más demandantes como tocar un instrumento, cantar o practicar un deporte. En resumen, todo lo que hacemos en la vida lleva implícita una oportunidad de elegir, o como decía F. M. Alexander: “no puedes hacer algo que no conoces si continúas haciendo lo que conoces”.
(1) Multitasking: (del Inglés) la realización de varias tareas al mismo tiempo.
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